Parte 2: Comparación de los cursos de formación en mediación: ¿presenciales u online?

La pandemia del COVID-19 y su impacto a corto plazo en la formación de mediadores Antes de febrero de 2020, nuestra formación en mediación, como la mayoría de las formaciones en mediación del mundo, era presencial. Todo parecía ágil y adaptable, pero una cosa parecía inamovible: la formación siempre tenía lugar in situ. Los mediadores de nuestra formación aprenden a realizar mediaciones y a aplicar los métodos de la mediación en sus equipos como ejecutivos, jefes de personal y directores generales. Siempre se había supuesto que estas intervenciones tendrían lugar in situ, en sus empresas, estudios u oficinas. Por supuesto, conocíamos la resolución de conflictos en línea (ODR) y veíamos stands en conferencias de mediación que promocionaban la mediación en línea. Nuestra valoración general era que se trataba de un nicho interesante, pero no relevante. Y entonces todo cambió.

La formación en mediación se ofrece en un total de cuatro lugares (Stuttgart, Hamburgo, Berlín y Múnich) y suele impartirse dos veces al año en todos los lugares; al menos, así era antes de COVID-19. La formación se basa en las especificaciones y normas de la Ley alemana de formación en mediación. Tiene una duración de 120 horas. Se dividen en cinco módulos de tres días de duración. Después de cinco meses, los participantes son mediadores certificados. El tamaño del grupo de formación varía de diez a quince participantes.

Estaba previsto que los nuevos cursos presenciales comenzaran en febrero de 2020. COVID-19 empezó a llamar la atención sobre la necesidad de un cambio, pero el primer módulo de los nuevos cursos se impartió in situ, como de costumbre. Entonces apareció el virus y se prohibió reunirse con más de tres personas en espacios públicos. ¿Y ahora qué? Tras una consulta interna, decidimos hacer lo que antes se consideraba imposible: enseñar mediación en línea.

Los principios rectores de nuestra organización dan prioridad a la calidad de nuestra formación. Llevamos a cabo una evaluación continua y una mejora de la calidad. Además de las sesiones individuales de feedback, después de cada módulo se llevan a cabo dos evaluaciones: una sobre las condiciones del contenido del módulo, el conferenciante y el grupo, y la segunda es una evaluación del progreso de aprendizaje de los participantes. Además, los profesores realizan una evaluación individual de los participantes después de cada módulo. Los profesores también son interrogados periódicamente sobre su percepción del grupo, su progreso en el aprendizaje, su compromiso y su nivel de conocimientos. Este corpus de datos también nos ha permitido evaluar los nuevos formatos y compararlos con otros.

En esta figura se muestra la valoración media de todos los formatos de formación:

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En un nivel muy alto, la formación en línea fue mejor valorada que la híbrida e incluso mejor que la presencial. Los formatos presenciales y la formación en línea fueron seleccionados y reservados por los participantes de esta forma. En este caso se observa la mayor coherencia en la forma en que los participantes buscaron la formación y cómo la recibieron.

Una hipótesis para esta alta aceptación podría ser la decisión autodeterminada de los participantes de utilizar este formato. El cambio de la formación presencial a la formación en línea en esta situación de emergencia se debatió detalladamente con los participantes. El propio grupo decidió continuar la formación en este formato. Esto podría haber sido un compromiso que condujo a una evaluación positiva de la formación, aunque fuera bastante diferente de lo que se esperaba y se había reservado en un principio.

La evaluación positiva de la formación en línea también podría estar relacionada con el hecho de que los participantes eligieron activamente este formato. Los participantes pudieron elegir entre la formación en línea y una formación presencial programada un poco más tarde. Por lo tanto, los participantes que eligieron este formato optaron activamente por la formación en línea y las valoraciones más altas pueden reflejar una preferencia por este formato.

Para conocer mejor las particularidades de los dos formatos por parte de los participantes, diseñamos cuestionarios adicionales después de los módulos híbridos. Éstos contenían preguntas abiertas que abordaban específicamente la cuestión de dónde veían los participantes las ventajas y desventajas de los formatos presencial y en línea. Los resultados se recogen en la tabla 14.3 por orden de frecuencia de respuesta. Cuarenta participantes que experimentaron ambos formatos fueron entrevistados con un cuestionario abierto.

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Los resultados de la encuesta se debatieron con los participantes en el último módulo, y de ahí han surgido nuevas explicaciones. En general, se mencionaron el doble de ventajas del formato en línea que del formato presencial. En la posterior sesión cualitativa de preguntas y respuestas, quedó claro que la enseñanza presencial se considera normal y por defecto.

Los participantes consideran que la mayor ventaja es la mejora de la concentración en las clases en línea. Más de la mitad de los encuestados afirmaron que podían concentrarse mejor en las clases, los contenidos, los ejercicios y también en los demás participantes, por ejemplo durante las simulaciones. Los participantes también opinaron que el hecho de que todo ocurriera en su pantalla les ayudaba a tenerlo todo a la vista y a estar atentos. Hay que decir que en nuestra formación existe la obligación de "cámara en ristre". Los participantes también dijeron que, al verse siempre y ser visibles tan de cerca para todos los demás, se veían obligados a mantener la concentración y no distraerse. En cambio, in situ hay algunas distracciones y siempre hay más movimiento en la sala (alguien se levanta, va al baño, a por un café, etc.), lo que perturba la concentración.

La segunda ventaja mencionada fue que la formación en línea ofrecía una mayor combinación de medios para presentar los contenidos, lo que también se relacionó con una mayor concentración. Las presentaciones incluían contenidos visuales, cuestionarios interactivos, fragmentos de películas y trabajo en grupo que, según los participantes, les parecían más variados que los métodos aplicados de forma similar en el aula presencial. Afirmaron, por ejemplo, que era más agradable seguir una presentación en la pantalla del ordenador porque estaba más cerca y era más fácil de leer que, por ejemplo, el contenido proyectado en una pantalla en el aula.

Casi la mitad de los encuestados también citaron las expresiones faciales más observables de la otra parte en una simulación como una ventaja en el espacio en línea. Los participantes consideraron que las conversaciones eran más directas e inmediatas y tenían menos dudas sobre la concordancia entre lo que se decía y el lenguaje corporal en forma de expresiones faciales únicamente. En la conversación, dijeron que podían leer mejor a los demás en el entorno en línea. La sensación de bienestar de estar en su propio entorno también influyó. Se mencionaron cosas como "preparar tu propia comida", "tu marca favorita de té", "una silla cómoda" y llevar "ropa más cómoda". Hubo 17 menciones a una mejor gestión del tiempo. Se hizo especial hincapié en estar directamente en casa y no tener que desplazarse al final de las clases. Dado que las clases tienen lugar el fin de semana, el tema de "que todavía quede algo del fin de semana" también desempeñó un papel.

Una cuestión sorprendente para nosotros, que tenemos previsto investigar más cuantitativamente, es la impresión de los participantes de que todo el mundo es más eficaz en el formato en línea. Por ejemplo, varios participantes dijeron que no había turnos de palabra excesivamente largos, lo que aproximadamente una cuarta parte de los participantes consideraba un aspecto positivo y ventajoso del formato en línea. Sin embargo, cuando preguntamos a los formadores al respecto, no consideraron que hubiera una diferencia observable en la duración de los turnos de palabra individuales en el formato en línea o presencial. Sin embargo, los formadores percibieron que el material se transmitía más rápidamente en las clases en línea porque había menos interrupciones. En la formación presencial, los formadores a menudo tenían la sensación de que había que interrumpir las largas discusiones para poder seguir con el programa.

Una última ventaja del formato en línea fue la percepción de una mayor disciplina entre el grupo. Parece que no hay tantas interrupciones en el formato en línea y los participantes son más puntuales. Este punto estaba especialmente relacionado con el inicio de las clases tras las pausas. Mientras que en el formato presencial las conversaciones en la máquina de café eran a menudo tan interesantes que no todas llegaban a su fin, en el formato en línea los participantes volvían a tiempo para el reinicio de la clase. Esto coincide con las observaciones de los formadores.

Pasando a las ventajas de los formatos in situ, fueron precisamente estas conversaciones en la máquina de café y los encuentros personales lo que los participantes nombraron como la mayor ventaja de los formatos in situ. Afirmaron que les resultaba muy valioso intercambiar ideas y conocerse mejor durante las pausas y que se podían establecer redes valiosas. En opinión de los participantes, los debates durante las pausas también propiciaron una relación de confianza dentro del grupo y entre las personas, lo que constituye una buena base para el aprendizaje. Cometer errores, por ejemplo, o ser "estúpido" a los ojos de uno mismo es más fácil cuando se ha establecido una relación personal y una confianza inicial con los compañeros del curso.

El lenguaje corporal en las simulaciones se mencionó como la siguiente ventaja de los formatos in situ. Los participantes dijeron que les ayudaba a evaluar mejor la situación cuando podían observar el lenguaje corporal de forma holística. El movimiento en el espacio también se mencionó como ventaja de los formatos presenciales. El mero hecho de caminar hasta una sala de grupo, hacer un ejercicio de pie o escribir en un rotafolio proporciona equilibrio físico y se percibe como una ventaja.

También se mencionaron como ventajas del formato presencial el uso de rotafolios y los tentempiés y bebidas disponibles in situ. El uso del rotafolio fue un punto interesante en el debate posterior. Parece que aquellos que llevan años trabajando con este medio o que son muy creativos y les gusta expresarse visualmente tienen un mayor deseo y preocupación por incluir un rotafolio en la formación y también en las mediaciones. Los que no tienen esta experiencia son más bien reacios a escribir en el rotafolio y prefieren cualquier opción digital para hacer anotaciones y visualizaciones.

También se preguntó a los participantes por las desventajas de los formatos. En general, sólo se mencionaron la mitad de desventajas que de ventajas. Esta discrepancia demuestra que los participantes tienen una opinión general positiva de ambos formatos. Sin embargo, hay que señalar que la pregunta sobre las desventajas también refleja que a menudo lo que se consideraba una ventaja del formato presencial es al mismo tiempo una desventaja del formato en línea, y viceversa. Por lo tanto, es posible que los participantes no hayan respondido a la pregunta sobre las desventajas por considerarla redundante.

Por tanto, no es sorprendente que la mayor ventaja del formato presencial sea también la desventaja más mencionada del formato en línea. La ausencia de conversaciones en el café o en la sala de descanso y la falta de contacto cara a cara en general se perciben como factores que dificultan la creación de redes en el formato en línea. La falta de movimiento y mirar a la pantalla durante demasiado tiempo se citaron como la segunda desventaja. Sin embargo, menos de la mitad de los encuestados lo consideraron una desventaja. La falta de lenguaje corporal en las simulaciones de mediación también se mencionó como desventaja del formato en línea. Hubo cuatro menciones a problemas de conexión y tecnología, y todas ellas procedían de participantes que normalmente no trabajan con ordenadores y se sentían menos cómodos aprendiendo nuevas plataformas. Online frente a presencial: Las desventajas Las desventajas de la enseñanza presencial también reflejan algunas (aunque no todas) de las ventajas de la enseñanza en línea. Quince participantes mencionaron el desplazamiento y los costes como ventajas. Siete participantes afirmaron que la enseñanza presencial les resultaba estresante. En los debates, nos enteramos de que algunos participantes sentían que tenían que "comportarse" todo el tiempo in situ. Percibían que no podían tomarse un respiro de los demás participantes ni siquiera a la hora de comer; mientras que en las clases en línea, podían apagar la cámara y permanecer en silencio, lo que creaba un espacio más relajante.

La última desventaja del formato presencial que se debatió se refería a la dinámica de grupo. Aquí se plantearon dos cuestiones (1) algunos participantes se sintieron ignorados durante las secciones de debate de la formación; y (2) algunos participantes consideraron que algunos participantes dominaban las conversaciones y hablaban durante demasiado tiempo, lo que dio lugar a afirmaciones como "los debates se van demasiado de las manos". Varios de los participantes percibieron que el hecho de estar in situ invitaba a determinados participantes a intervenir con más frecuencia, lo que provocó el resentimiento de los participantes más callados. Es importante señalar que los participantes que solían hablar con más frecuencia no dijeron sentirse menos escuchados en el formato en línea. Por lo tanto, en el espacio digital en línea todos se sintieron tratados con más igualdad.

En resumen, este viaje espontáneo que no emprendimos voluntariamente, aportó una gran riqueza de conocimientos. Lo que era impensable en el viejo mundo ahora forma parte de una nueva realidad: han surgido nuevos formatos de formación en mediación. Tras evaluar las entrevistas con nuestros participantes y los formadores y observar la interacción de los participantes en la formación en mediación, se puede afirmar que la formación en línea como nuevo formato fue muy bien recibida por los participantes y es igualmente eficaz para alcanzar el objetivo de convertirse en mediador. Lo mismo ocurre con los modelos clásicos de formación presencial. Ambos formatos tienen puntos fuertes y débiles. Conocer esto nos da la oportunidad de optimizar los formatos.

En los formatos en línea, se valoran positivamente las formas de presentación digital, la organización, los ejercicios de autorreflexión y la dinámica de grupo. En los formatos presenciales, son especialmente positivas las oportunidades de hablar con los participantes fuera de la formación, de establecer contactos, de mantenerse en movimiento y de percibir mejor el lenguaje corporal de los demás. La apertura de la formación de formatos totalmente presenciales a formatos híbridos e incluso puramente digitales también permite la diversificación de los grupos. Mientras que la sala presencial sólo conecta a los participantes del entorno inmediato, el formato digital no establece límites geográficos. Actualmente, las asociaciones de mediación, los organismos de certificación de la formación y los institutos de formación de todo el mundo están debatiendo qué se reconocerá en el futuro y cómo.

Por desgracia, los intereses personales y las consideraciones de política de mercado influyen con demasiada frecuencia. Sería deseable continuar este viaje que acaba de empezar y encontrar, probar, evaluar y seguir mejorando más vías nuevas en lugar de pisar el freno y volver a los viejos formatos diciendo "siempre ha sido así".

Existen encuestas y estudios iniciales5 sobre cómo ha cambiado la práctica de la mediación en tiempos del COVID-19. La mayoría de los mediadores en activo asumen que seguirán mediando en línea más que nunca, incluso después del fin de la pandemia. La formación en mediación debería formar a los mediadores para una realidad profesional y no como un fin en sí mismo para llenar las arcas de los institutos de formación. El futuro de la formación en mediación está ante nosotros. Flexibilidad y apertura a nuevos formatos y un desarrollo constante de la formación es lo que demandan y merecen los futuros mediadores.

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