Uno de los eslóganes publicitarios de la mediación es: orientación al futuro.
¿Qué significa exactamente eso y por qué es relevante?
Cuando se hace hincapié en algo, a menudo tiene que ver con la suposición de que hay algo especial, algo que es diferente en este caso o proceso que en otros. El USP (unique selling point), como lo llaman los expertos en marketing. La mediación como proceso de ADR (resolución alternativa de conflictos) suele compararse con dos procesos vecinos, que también se centran en la resolución de conflictos y se sitúan en dos polos: los métodos jurídicos y la (psico)terapia.
Métodos legales
Los métodos jurídicos miran primero al pasado y construyen una verdad jurídica de los hechos. Los procedimientos de prueba y los dictámenes de expertos se utilizan para objetivar las cuestiones en litigio que se encuentran en el pasado. A continuación, se consideran desde el punto de vista de la lógica de la demanda (quién, puede exigir qué, de quién, de qué) y se suele decidir sobre la base de un veredicto. El proceso termina en el presente y está orientado al futuro en la medida en que la sentencia determina lo que debe hacerse u omitirse en el futuro. Por lo tanto, el conflicto suele quedar zanjado pero no resuelto.
Terapia (psicológica)
Aunque la psicoterapia suele ocuparse de los conflictos internos y suele tener lugar en sesiones individuales, existen solapamientos en el enfoque metodológico de un mediador y un terapeuta, por ejemplo, en la forma de hacer preguntas en caso de bloqueo. También se utilizan métodos similares para averiguar los intereses que hay detrás de las posiciones. En la terapia se suele prestar mucha atención a los problemas del pasado, a la reflexión y a la "curación" de los mismos, y a la búsqueda de caminos individuales para el futuro. Según el patrón aproximado, lo que ocurrió en el pasado, qué puedo hacer como individuo para sentirme mejor en el presente, en el ahora.
El papel del futuro en la mediación
El objetivo de la mediación no es sólo resolver el conflicto, sino aclararlo. Sin embargo, para resolver un conflicto se requiere profundidad y tres tiempos: pasado, presente y futuro. La mediación también examina lo sucedido en el pasado, pero sin buscar la verdad, sin juzgar lo correcto y lo incorrecto, sino en el nivel de trazar el camino del conflicto y desarrollar una comprensión mutua de los intereses y las necesidades, sin centrarse en los viejos errores y heridas, sino viniendo al presente. El presente es el proceso, la responsabilidad que las partes asumen por su conflicto y su futuro, los recursos que activan para reconstruir una base de confianza, asumir nuevas perspectivas y mirar juntos hacia adelante.
El futuro es lo que está en juego: la atención se centra en la continuidad de la relación de los litigantes en el futuro. ¿Pueden trabajar juntos de forma constructiva, hacer tratos y contratos, criar a los hijos, vivir uno al lado del otro, etc.? ¿La solución encontrada conjuntamente es una buena base para la cooperación y la comunicación? La orientación hacia el futuro en la mediación no significa que todos los contendientes vayan a ser amigos en el futuro, pero sí que se alcance una base sincera y constructiva para la relación futura y que esta relación futura desempeñe un papel en el proceso. Por lo tanto, el objetivo no es la solución del conflicto, ni sólo la aclaración, sino la resolución sostenible