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La trampa de la neutralidad: el peligro de permanecer en silencio

Publicado el 20 jun 2024

En su compromiso de servir como institución dedicada a prevenir, desescalar, gestionar, resolver y transformar los conflictos en oportunidades de cambio positivo, el Instituto de Mediación y Resolución de Conflictos de DC organizó un acto virtual con el tema "La trampa de la neutralidad: el peligro de permanecer en silencio". El acto (ver grabación aquí) destacado Kenneth Cloke como ponente inaugural, seguido de una mesa redonda con Joyce Mitchell, Honorable Dr. Sherif Elnegahy, Tina Patterson, y Mohammed Kamel Hadieh. Dr. Sukhsimranjit Singh, PhDpronunció el discurso de clausura.

I. DISCURSO DE APERTURA DE KENNETH CLOKE, PhD

El Dr. Cloke proporcionó una comprensión exhaustiva de los principios de la neutralidad y el dilema que conlleva. Destacó que la neutralidad impregna varios aspectos de nuestras vidas, afectando a nuestras interacciones con nuestros socios, clientes y partes implicadas en la mediación. Subrayó sus implicaciones políticas como ciudadanos de distintos países y ciudadanos del mundo.

A pesar de su complejidad, a menudo se describe a los mediadores como neutrales, lo que implica que son imparciales y no tienen intereses creados en el resultado de la disputa. El Dr. Cloke destacó la idea común de neutralidad en la mediación, en la que las partes esperan que el mediador no sea parcial en su contra. Al mismo tiempo, la parcialidad a su favor suele percibirse como justa y equitativa.

Refiriéndose a la afirmación de Desmond Tutu de que la neutralidad en situaciones de injusticia se alinea con el opresor, el Dr. Cloke argumentó que la neutralidad puede no tener siempre sentido, especialmente en sistemas o instituciones basados en el poder como las dictaduras, las parejas basadas en el poder, las familias y los lugares de trabajo. En cambio, tiene importancia en instituciones basadas en el derecho, como los tribunales, donde la neutralidad se considera una condición para un resultado justo, dadas las limitaciones inherentes al ejercicio del poder.

El Dr. Cloke ahondó en las raíces históricas del concepto de neutralidad, atribuyendo sus orígenes a las tres leyes de la lógica de Aristóteles. Señaló las limitaciones de estas leyes en el contexto de la mediación, donde las afirmaciones pueden ser simultáneamente verdaderas y falsas. Esta complejidad, argumentó, contribuye al reto al que se enfrentan los jueces a la hora de ofrecer un resultado de suma cero en los procesos judiciales.

Basándose en su experiencia como juez y árbitro, el Dr. Cloke destacó la diferencia entre las funciones de un juez y un mediador. Mientras que un juez adopta una postura distanciada para mantener la neutralidad, los mediadores, por el contrario, adoptan múltiples perspectivas simultáneamente. Los mediadores, afirmó, pueden sintonizar emocionalmente con las personas implicadas, reconociendo las experiencias emocionales que pueden no encajar claramente en el proceso de adjudicación.

El Dr. Cloke cuestionó la noción de neutralidad total, afirmando que se trata de un ideal inalcanzable, sobre todo cuando las personas aportan antecedentes y perspectivas diversos. Hizo hincapié en la importancia de reconocer y abordar los prejuicios, sobre todo en los conflictos, en los que los prejuicios pueden dar lugar a violaciones de los límites, perpetuar los estereotipos y obstaculizar un auténtico entendimiento.

A la hora de abordar los conflictos, el Dr. Cloke abogó por separar a la persona del problema, siendo duro con la cuestión y blando con la persona. Criticó la simplificación excesiva inherente a una postura neutral que, en contextos específicos, no aborda la complejidad de las experiencias humanas. El Dr. Cloke argumentó que la verdadera justicia implica comprender el interés propio de ambas partes, fomentar el diálogo y reconocer la humanidad compartida que trasciende los prejuicios.

Desafiando la visión convencional de la neutralidad como virtud, el Dr. Cloke sostuvo que la neutralidad, cuando se lleva al extremo, se convierte en una fachada que obstaculiza la conexión genuina, la empatía y el poder transformador de la mediación. En su lugar, animó a los mediadores a adoptar una postura omniparcial, estando del lado de todos, pero manteniendo la capacidad de empatía y compasión.

Para concluir, el Dr. Cloke abogó por pasar de la ilusión de neutralidad a un enfoque más auténtico y emocionalmente comprometido de la resolución de conflictos. Destacó los peligros de la neutralidad, que limita la capacidad del mediador para estar plenamente presente y perpetúa un comportamiento distante y pasivo-agresivo que dificulta el entendimiento y la reconciliación.

II. MESA REDONDA

¿Cómo complica la noción tradicional de neutralidad la participación de los profesionales de la resolución de conflictos a la hora de alzar la voz contra los conflictos, las atrocidades y la injusticia?

Según el Honorable Dr. Elnegahy, la respuesta a esta pregunta varía según el papel profesional que uno adopte. Un juez, por ejemplo, ofrecerá una perspectiva distinta, al igual que un ser humano y un mediador. Como juez, mi comprensión de la justicia se basaba en la ley. Mientras realizaba mi doctorado en el Reino Unido, me planteé la cuestión general de si la mediación podía administrar justicia, y el concepto de neutralidad ocupó un lugar preponderante durante este período. Me preguntaba si entraba en conflicto con la justicia o la complementaba. Cuando empecé a practicar la meditación, el dilema persistió. Me preguntaba si los acuerdos alcanzados eran realmente justos. ¿Debía permitir que las partes siguieran adelante sabiendo que podrían obtener mejores resultados a través del sistema judicial?

Me llevó tiempo conciliar estas preocupaciones. Encontré consuelo preguntando a las partes si conocían otras opciones. Esta constatación puso de relieve el profundo valor de la mediación: la autodeterminación. Las partes deciden lo que más les conviene en función de sus perspectivas, en lugar de que yo imponga una noción de justicia.

La neutralidad representa sólo una faceta del proceso de mediación. El otro elemento crítico es la autodeterminación de las partes. Antes de que los profesionales de la resolución de conflictos decidan expresar sus opiniones, es fundamental considerar si coinciden con los deseos de las partes implicadas, es decir, con lo que perciben como justo y equitativo.

En conclusión, los conflictos rara vez culminan en guerra, independientemente de su escala. Por el contrario, concluyen mediante algún tipo de acuerdo. Como mediador, he optado por no hacer valer mis opiniones personales, previendo que algún día las partes reconocerán la inutilidad de la violencia y recurrirán a la mediación para resolver el conflicto. Un mediador que se abstiene de expresar opiniones personales es un facilitador más eficaz a la hora de ayudar a las partes a alcanzar un consenso.

Desmond Tutu dijo: "Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor. Si un elefante tiene su pata en la cola de un ratón y tú dices que eres neutral, el ratón no apreciará tu neutralidad". ¿Cuál es nuestra responsabilidad como mediadores en estas situaciones? ¿Cómo se manifiesta esta responsabilidad en los conflictos internacionales?

En su respuesta a esta cita, el Honorable Dr. Elnegahy afirmó que la respuesta varía en función de su papel en el proceso de resolución de conflictos. Si se es mediador activo en el caso o un profesional de la mediación no implicado, también podría diferir si se es de un país implicado en el conflicto.

Como mediador directamente implicado en la resolución del conflicto, mi principal obligación es facilitar la comunicación y guiar a las partes hacia una resolución mutuamente aceptable. Sólo se alcanza una resolución genuina si un sentido de justicia sustituye a la ira y las emociones negativas que prevalecen en los corazones de las partes implicadas. En mi papel de mediador, me adhiero al principio de autodeterminación, dando prioridad al consentimiento informado de las partes. Este enfoque es una poderosa herramienta para establecer el equilibrio y fomentar el entendimiento entre las partes en conflicto.

Por otra parte, cuando se actúa como mediador externo al conflicto, la situación se vuelve delicada. Expresar opiniones personales puede poner en peligro el potencial de futuras mediaciones. Mantener la imparcialidad es crucial, ya que decir lo que se piensa podría disminuir la probabilidad de ser un recurso de confianza cuando las partes entablan un diálogo y buscan una solución. Es esencial preservar la oportunidad de ayudar a las partes a alcanzar un acuerdo amistoso absteniéndose de expresar opiniones personales que puedan comprometer ese papel.

Según Mohammad, Un acuerdo sostenible es aquel en el que ambas partes encuentran un terreno común, asegurándose de que una de ellas no domina. Como mediadores, nuestra responsabilidad es evaluar el acuerdo de forma crítica, fomentando una perspectiva que anime a las personas a comprender a la otra parte. Profundizar en los entresijos de la ejecución es crucial para garantizar el éxito a largo plazo de cualquier acuerdo, afirmando que los mediadores desempeñan un papel fundamental a la hora de guiar a las partes para que vislumbren un futuro compartido. Aunque la firma del acuerdo pueda parecer sencilla, el verdadero reto reside en su aplicación efectiva.

La imparcialidad o neutralidad suele definirse como desinterés por el resultado del litigio y ausencia de conflictos de intereses reales y percibidos en relación con el litigio y las partes. ¿Qué es la neutralidad y existe una auténtica neutralidad para un mediador en cualquier conflicto?

En respuesta a esta pregunta, Tina afirma que el desinterés y la neutralidad están interrelacionados. Como mediador, hay que ser desinteresado. A menudo se confunde la idea de desinterés con la de falta de interés. Desinteresado significa que, como mediador, eres un observador. Usted está en la mediación, no con lo que está en juego en la disputa ni con el resultado deseado. Ser desinteresado es una oportunidad para que un mediador permanezca dentro sin juzgar y sin esperar un resultado para las partes implicadas.

El desinterés está ligado a la neutralidad porque la gente cree que es lo mismo, pero no es así. Ser desinteresado no significa ser neutral. Poniéndome el sombrero de árbitro, soy desinteresado al no mostrar ningún sesgo o deseo de que una parte se salga con la suya frente a otra.

Ser desinteresado es un reto, ya sea en la mediación o en la negociación, porque requiere que la persona que dirige el diálogo sea consciente constantemente de hasta qué punto su comportamiento o deseo está en el juego. Independientemente de lo que pienses, lo que tú determinas que es justo puede no ser lo mismo para las partes. Puedes ser empático, pero desde una mentalidad desinteresada.

Es de suma importancia que un mediador sea imparcial y neutral porque las partes lo consideran una persona que puede ayudarles a determinar cuál va a ser la solución al problema. Esto requiere ser neutral en nuestra escucha activa, replanteamiento, etc. Ser neutral no sólo significa ser neutral frente a las partes. También implica autorreflexión, es decir, ¿estoy siendo neutral? ¿Estoy abierto a lo que escucho de las partes? ¿Estoy utilizando el mismo lenguaje que me han dicho cuando vuelvo a replantearlo? Si no es así, hay que dar un paso atrás. Y como las partes esperan de nosotros que no seamos parciales, un mediador debe tener inteligencia emocional y autorreflexión.

¿Deben los mediadores realizar intervenciones destinadas a abordar las asimetrías en los conflictos asimétricos? ¿Pueden y deben los mediadores "igualar a las partes"? ¿Cuáles son los riesgos de este tipo de intervenciones? 

En la respuesta de Joyce, en la vida ocurren cosas que nos incitan a reflexionar sobre nuestra identidad global y nuestro compromiso de resolver los conflictos por el bien común. Como presidenta de la comisión de relaciones humanas de mi comunidad, recuerdo perfectamente haber llevado a mi hijo a varias audiencias en las que se debatían cuestiones acuciantes, como los problemas a los que se enfrentaba la comunidad LGBTQ+ en las playas de Ocean City (Maryland). Mi hijo, curioso por los agresores, preguntó quiénes eran. Le expliqué que eran personas corrientes que se convierten en agresores cuando se enfrentan a lo que no les gusta, vulnerando los derechos de los demás. Esta toma de conciencia me impulsó a celebrar audiencias, asegurándome de que mi hijo asimilaba la importancia de abordar tales injusticias.

Adoptar la neutralidad es fundamental para nuestro papel como solucionadores de conflictos. La neutralidad implica abstenerse de favorecer los intereses propios o de una parte específica a la hora de resolver disputas entre entidades. Es crucial identificar un terreno común y determinar las partes que deben ser escuchadas, reconociendo que el silencio no siempre es un problema y que ser escuchado puede depender de factores que van más allá de la expresión vocal.

Como neutrales, podemos optar por permanecer en la periferia de una disputa, pero hay formas de contribuir constructivamente. Defendiendo la creencia en el derecho humano universal para todos, reconozco mi descontento con los acontecimientos actuales, como los de Oriente Medio y las protestas de Black Lives Matter. Sin embargo, he aprendido a navegar por las complejidades, comprendiendo que mi papel como neutral a veces implica permanecer entre bastidores. Durante las protestas de Black Lives Matter, cuando me preguntaron por mi ausencia en las calles, recalqué que mi impacto residía en enviar a mis hijos, reconociendo la potencia de las voces de las generaciones más jóvenes por encima de la mía.

Mi trayectoria profesional, iniciada como abogado penalista, me llevó a discernir la importancia de seleccionar cuándo y dónde abogar y el enfoque adecuado. La neutralidad, a la hora de resolver disputas, exige una imparcialidad inquebrantable. Sin embargo, como ciudadanos del mundo, tenemos la responsabilidad de participar en iniciativas que aprovechen nuestras posiciones eruditas, educadas y bien informadas para abogar por la justicia.

En nuestra calidad de mediadores, la educación continua y la participación activa en foros públicos se convierten en herramientas esenciales. Nuestro objetivo debe ser hacer oír voces que de otro modo pasarían desapercibidas, amplificando las perspectivas de quienes merecen reconocimiento. Adoptar la neutralidad no nos exime de nuestro deber como ciudadanos del mundo de defender los derechos y el respeto de todas las personas. Por el contrario, nos permite contribuir respetando los principios de equidad e imparcialidad.

Por otro lado, Tina respondió: "En mi práctica de la mediación, he empleado varias herramientas, sobre todo al principio, a la hora de establecer las reglas básicas. Es crucial comunicar a las partes implicadas que el silencio es aceptable. Sin embargo, es igualmente importante garantizar que todos tengan la oportunidad de expresarse. Es especialmente importante abordar la asimetría, ya que las personas que se sienten desprotegidas pueden tener dificultades para hacer oír su voz.

Para ello, adopto un enfoque que hace hincapié en la indagación más que en el interrogatorio. Formulando preguntas como "¿desea añadir algo?" y haciendo una pausa, doy la oportunidad de contribuir a la conversación a quienes, de otro modo, quedarían relegados a un segundo plano.

Sin embargo, manejar la asimetría plantea retos. Algunos pueden percibir los intentos de rectificar los desequilibrios como parcialidad o favoritismo hacia un grupo en detrimento de otro. Es esencial encontrar un equilibrio y evitar reforzar los estereotipos. Para ello, controlo cuidadosamente la frecuencia con la que recurro a determinados grupos, asegurándome de que han tenido amplias oportunidades de expresarse. Si alguien no está preparado para hablar, respeto su silencio en lugar de presionarle.

Reconocer y admitir la asimetría es crucial para buscar soluciones viables. Los desequilibrios pueden surgir de diferencias generacionales o culturales, dinámicas de poder y otros factores. Para abordar esta cuestión, explico minuciosamente el proceso de mediación a todas las partes, minimizando los malentendidos. Esta comunicación transparente sienta las bases para comprobaciones continuas que garanticen que todos son escuchados y comprendidos.

Mantener un delicado equilibrio es esencial. Es crucial evitar la percepción de parcialidad o favoritismo, al tiempo que se garantiza la inclusión. Como mediadora, mi objetivo es evitar que se me acuse de pasar por alto determinadas perspectivas y garantizar que nuestras soluciones sean integrales y representativas de toda la comunidad, incluyendo las voces de los jóvenes, los ancianos, las mujeres y todas las partes interesadas.

Reflexionando sobre la historia, ¿qué lecciones se pueden extraer sobre los peligros del silencio y la importancia de mantener la neutralidad en los conflictos políticos actuales, concretamente en Oriente Próximo y el Norte de África?

Según Mohammad, El silencio perpetúa la ilusión de que lo malo está bien, y ya es hora de romper ese silencio. Los conflictos actuales en Oriente Medio persisten debido a la falta de comunicación. El coste será importante si no abordamos esta cuestión y permanecemos en silencio.

Debemos entablar un diálogo abierto. Debemos escuchar activamente, plantear preguntas y fomentar la comprensión. La comunicación nos permite conocer mejor los miedos, los intereses, las necesidades, la situación actual y las aspiraciones futuras de los demás.

Construir algo juntos no sólo es posible, sino necesario. Incluso en la compleja situación entre Israel y Palestina, creo firmemente que la coexistencia es factible. Requiere que las personas aborden la situación con buena voluntad, esforzándose realmente por comprenderse mutuamente. La clave está en iniciar y alimentar la confianza. Es hora de iniciar el proceso de construcción de los cimientos de la paz.

 Reflexiones finales de los panelistas.

Un aspecto inestimable de la comunicación y la facilitación es fomentar el diálogo, incluso en circunstancias difíciles. En esos momentos difíciles, servir de intermediario neutral y animar a las personas a expresar abiertamente sus frustraciones puede ser transformador. Animarles a articular sus puntos de vista y garantizar que sus voces sean escuchadas. A continuación, indagamos sobre su disposición a conversar con la parte contraria. A través de mis experiencias, he aprendido que cultivar la paciencia, la persistencia y la intuición guiada es fundamental para comprender a las personas.

En última instancia, el objetivo es reunir a estas personas en el momento adecuado, creando una plataforma para que entablen un diálogo significativo.

Como mediadores, mantener la neutralidad en un conflicto internacional gira en torno a nuestro compromiso de evitar influencias indebidas. Al mismo tiempo, nuestro objetivo es guiar a las partes hacia la elaboración de soluciones que trasciendan los arreglos a corto plazo, haciendo hincapié en resoluciones sostenibles a largo plazo. Con un profundo conocimiento de los factores históricos que condujeron al conflicto, podemos evitar retroceder al estado inicial de discordia.

Los acuerdos no duraderos pueden resultar insostenibles y percibirse como injustos o desequilibrados, perpetuando el ciclo de inestabilidad. Nuestro papel como mediadores implica fomentar resoluciones duraderas que aborden las causas profundas y contribuyan a un panorama internacional justo y equilibrado.

COMENTARIO FINAL DE SUKSHIMRANJIT SINGH, PhD

El Dr. Singh hizo hincapié en el argumento de Mohammad de que entablar conversaciones significativas dentro de nuestra comunidad (mediadores/neutrales) es una tarea perspicaz. Afirmó que, aunque a menudo trabajamos con los litigantes, a veces pasamos por alto la necesidad de debatir entre nosotros. Planteó un reto al hacernos pensar si la neutralidad es en sí misma una forma de parcialidad.

La noción misma de ser neutral puede constituir un prejuicio. Esta cuestión se plantea porque lo que realmente nos molesta está justo delante de nosotros, y sin embargo tendemos a evitar afrontarlo. La convocatoria de un foro para romper el silencio es un recordatorio conmovedor de nuestra tendencia a ignorar, distraer y buscar consuelo en falsas comodidades.

Los seres humanos han dominado el arte del autoengaño, manteniendo una cara privada y otra pública. En el mundo actual, la dualidad de nuestras narrativas, la necesidad de paz interior y el deseo de controlar nuestra imagen pública al tiempo que albergamos convicciones privadas son cada vez más frecuentes.

Profundicemos en el concepto de autoengaño y cuestionemos la trayectoria de nuestra sociedad humana. A pesar de identificarnos como neutrales, ¿somos inconscientemente parciales? Recientemente he profundizado en el estudio del odio y he descubierto su carácter interdisciplinar. El odio, fundamento de nuestra condición humana, carece de una síntesis académica exhaustiva que examine holísticamente la cuestión. Debemos trascender nuestras afiliaciones como judíos, musulmanes, hindúes, cristianos y universalistas y unirnos como comunidad de filósofos, académicos y profesionales. La necesidad de liberarnos del autoengaño es evidente cuando navegamos por la dicotomía de las narrativas dentro de nuestras mentes.

La primera narrativa nos dice que somos buenos ciudadanos que hacemos todo lo que podemos, mientras que la segunda cuestiona el impacto de nuestras acciones. La falacia de la primera narrativa es que basta con un clic o un "me gusta". Hay dos cuestiones significativas: distanciarnos de nosotros mismos basándonos en afiliaciones de grupo y subestimar el poder de las acciones individuales.

La empatía también tiene sus límites, a menudo constreñida por prejuicios subconscientes. Debemos cuestionar nuestras zonas de confort y reconocer el autoengaño que rige nuestras acciones. Vivir según los cinco objetivos de control -seguridad, círculo social, percepción pública, convicción privada y autoengaño- compromete nuestra honestidad.

Para comprender de verdad la condición humana, debemos retarnos a nosotros mismos a enfrentarnos a situaciones que exigen nuestra ayuda colectiva. La comodidad se ha convertido en una elección de palabras, ejemplificada por casos como la elección de un coche eléctrico mientras se ignora el impacto medioambiental de los frecuentes vuelos internacionales.

El quid de la cuestión es nuestra voluntad de abordar colectivamente problemas acuciantes y mantener nuestros esfuerzos a lo largo del tiempo. Crear voluntad implica profundizar en la educación, la concienciación, el diálogo abierto, los relatos personales y los problemas sistémicos que contribuyen al odio. Hay que enseñar a la próxima generación a abrazar el valor y a ser catalizadores del cambio.

Como comunidad, debemos reflexionar sobre lo que dejamos a las generaciones futuras. Ellas son testigos de las acciones individuales y evalúan nuestro impacto colectivo en el mundo. Mi consejo es sencillo: más allá de hablar, debemos escuchar, cambiar de mentalidad, comprender nuestras motivaciones y mantener la motivación para lograr un cambio positivo.

Nuestro último reto es superar los prejuicios que dificultan una comunicación y una escucha eficaces. Fomentando una auténtica voluntad de abordar colectivamente los problemas de la sociedad, podemos allanar el camino para un cambio duradero.

Escrito en enero de 2024 Escrito por Francis OjokSígueme en Linkedin aquí. Siga DC Mediation & Dispute Resolution Institute en LinkedIn aquí.

uganda
Uganda
Francis Ojok es un abogado ugandés con experiencia en arbitraje internacional y resolución de conflictos (negociación y mediación). Es mediador certificado y mediador cualificado del Instituto Internacional de Mediación. Es cofundador de Kuponya Peace & Justice Initiative, con sede en Uganda. Francis posee un máster en Derecho (LLM) por el Straus Institute for Dispute Resolution, Caruso School of Law, Pepperdine University; un máster en Resolución de Conflictos y Convivencia por la Heller School for Social Policy and Management de la Brandeis University; y una licenciatura en Derecho (LLB) por la Kampala International University de Uganda. También ha cursado estudios de posgrado en Práctica Jurídica en el Centro de Desarrollo Jurídico de Uganda.

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Alexandra Kieffer

Alexandra Kieffer es una mediadora certificada con formación en estudios sobre la paz y los conflictos y responsable de las redes internacionales y la formación, y estará encantada de responder a todas sus preguntas.

Seylendra Steiner

Seylendra Steiner es licenciada en Empresariales, Economía y Relaciones Internacionales. Actualmente cursa un máster en Estudios del Desarrollo, con especialización en conflictos. En el CIM, es responsable de la coordinación y gestión de los cursos.