Es probable que las personas que no pueden tratarse a sí mismas con compasión tengan problemas para comunicarse de forma no violenta con los demás.
La comunicación no violenta no sólo tiene que ver con la forma en que nos comunicamos con la gente, sino también con la forma en que nos tratamos a nosotros mismos. Algunas personas tienden a ser más duras consigo mismas que con los demás. Sienten vergüenza o culpa cuando cometen un comportamiento que ellos mismos consideran un error. Estas personas suelen utilizar frases con el adverbio "debería/no debería" en el proceso de autojuicio. Por ejemplo, una persona que tiene un conflicto con un compañero puede empezar a juzgarse a sí misma con frases que contengan el modo imperativo, como "no debería haberle cargado con toda la responsabilidad del trabajo".
Nuestros juicios, basados en la vergüenza o la culpa, a veces nos llevan a hacer inferencias acertadas sobre nosotros mismos. Pero ser compasivo con uno mismo implica que detrás de esas conclusiones están nuestras necesidades, no motivaciones como la culpa. Porque todo comportamiento que consideramos un error se basa en una necesidad, y es en esto en lo que debemos centrarnos.
Es habitual que las personas sientan arrepentimiento tras cometer un comportamiento que consideran un error. Arrepentirse de lo que se ha hecho es una señal para el cambio. Sin embargo, al final de este proceso de arrepentimiento, sería útil revelar la necesidad que hay detrás de nuestro error. Por ejemplo, tenemos que revelar nuestras necesidades como "Cargué toda la responsabilidad del trabajo a mi colega, me arrepiento. Hice este comportamiento porque estaba ocupado en el trabajo. Necesito más tiempo para mí".
Además de cómo reaccionamos ante nuestros errores, la motivación que subyace a nuestro comportamiento también es un indicador importante de cómo nos tratamos a nosotros mismos. Cuando las personas piensan que se comportan de determinada manera porque tienen que hacerlo, reducen su compasión por sí mismas. La motivación detrás de un comportamiento puede ser una variedad de factores como el dinero, la aprobación, evitar el castigo o la culpa. Sea cual sea la motivación del comportamiento, la persona lo hace porque decide hacerlo, no porque tenga que hacerlo. Para entender esto, Rosenberg propone una prueba de 3 etapas a la que las personas pueden someterse.
- En primer lugar, la persona piensa en lo que hace en su vida porque tiene que hacerlo. Por ejemplo, enumera sus obligaciones con frases como "Escribo informes, que forma parte de mi trabajo, sólo porque tengo que hacerlo. Nunca escribiría un informe si pudiera".
- En la segunda fase, la persona acepta que realiza los comportamientos de la lista no porque tenga que hacerlo, sino porque decide hacerlo. Renueva sus comportamientos como "elijo escribir informes, que forma parte de mi trabajo".
- En la última fase, identifica la motivación de su comportamiento y renueva sus frases en consecuencia. Por ejemplo, identifica la motivación de sus acciones con frases como "Me encanta mi trabajo y elijo escribir informes porque escribir informes forma parte de este trabajo."
De este modo, no realizamos ninguna de nuestras acciones en la vida porque tengamos que hacerlo, y desarrollamos una comunicación no violenta con nosotros mismos.
Rosenberg, Marshall B., "Comunicación no violenta, un lenguaje de vida", 2015 p. 146-159.
Arzum Beyza Çimen